Unexpected Miracles - A matter of time

Milagros inesperados - Cuestión de tiempo | Abajo encuentras la versión en Español!

Let’s talk about time.
Touchy topic, right? It used to be for me. Honestly, it still weighs on me from time to time.
I haven’t followed the traditional pace of doing things (at least according to my culture). That timeline I had in my mind at 15 years old about the way I thought life would unfold is nowhere close to reality. I didn’t graduate at 20 like most of my classmates. I didn’t get married at 24 like I imagined.

Does that sound familiar? How’s your timeline going?So often, we run into this tension between expectation and reality. We realize life isn’t “going according to plan.”

For a long time, I found comfort in telling myself, “It’s just not my time yet.” And while that may hold some truth, over time, I began to believe it wasn’t just about timing; maybe I wasn’t ready. Maybe I wasn’t enough to receive what God has for me, I was missing:
• The degree.
• The resources.
• The stability.
• The “perfect moment.”

It reminded me of Jesus. The Bible says His first miracle was actually kind of “pushed.”

“When the wine was gone, Jesus’ mother said to him,
‘They have no more wine.’
‘Woman, why do you involve me?’ Jesus replied. ‘My hour has not yet come.’
His mother said to the servants, ‘Do whatever he tells you.’”
— John 2:3–5

(A little pause here to celebrate my mom, she’s probably laughing while reading this.)

We don’t know exactly why Jesus thought it wasn’t the right moment for a miracle.
Maybe it seemed like a trivial request. Maybe He wasn’t ready for people to start seeing Him as “Jesus the Miracle Worker.”

But in the end, it didn’t matter. The impossible happened and it marked the beginning of many other signs that would capture the hearts of many.

Now maybe you’re thinking, “Well yeah… but He was the Son of God. Of course He could do it.”
Let’s look at another story:

A woman had been bleeding for 12 years. She had spent all she had looking for help, with no results. I can guarantee that wasn’t part of her timeline. She had probably given up, thinking there was no hope left. Destined to live a life of pain and isolation, rejected by society.

But she didn’t let that stop her.

“She thought, ‘If I just touch His cloak, I will be healed.’”

And it happened. Even Jesus didn’t expect it. It wasn’t a “scheduled” moment for miracles.
But still, power flowed from Him.

Jesus searched the crowd until she, trembling, came forward.
And He said to her:

“Daughter, your faith has healed you. Go in peace.” (Luke 8:43–48)

What a powerful way to transform a life.

And here’s the thing: sometimes we think that if we don’t have everything in order, if we feel broken, fragile, or “not enough”, then we’re not ready to receive something big. But the truth is: it’s in that very place of insufficiency where God finds the perfect ground for a miracle.

When we reach the end of our own strength, ideas, and human solutions… that’s where the supernatural begins.

Our weakness doesn’t push Him away; it draws Him in.

What the world sees as inability, He sees as an opportunity. An open door for His power.

So… what is time?
More than a series of events, it’s the space God uses to show His goodness.
It’s not about our timelines, it’s about those moments when, against all odds, heaven responds to the cry of a child who dares to raise their voice in faith.

Unexpected miracles that remind us that God is still God.

And that it’s never too late for Him, because He makes everything beautiful in its time. (Ecclesiastes 3:11)

Today, at 28 years old, I’m about to graduate with a master’s degree, living in a city I never imagined I’d be in. No, I didn’t follow the plan I wrote at 15… But I’ve discovered that His plans have always been better than mine.

So trust Him. God has the power to do the impossible when you least expect it.

Buy my a coffe? :)

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Milagros inesperados

Hablemos del tiempo.

Fibra sensible, ¿ah? Para mí solía serlo. Siendo honesta, todavía me pesa de vez en cuando. No he seguido el ritmo tradicional de hacer las cosas (según mi cultura). Esa línea de tiempo que tenía en mi mente a los 15 años de como pensé que iba a ser mi vida, no está ni cerca de haberse cumplido. No me gradué a los 20 como todos mis compañeros, tampoco me casé a los 24 como imaginé.

Te suena familiar? Cómo va tu línea de tiempo? A menudo nos enfrentamos a ese choque entre expectativa y realidad. Nos damos cuenta de que la vida no está “siguiendo el plan”.

Durante mucho tiempo, encontré consuelo en pensar: “Todavía no es mi tiempo.”

Y aunque en parte eso es cierto, sin querer empecé a creer que quizás no se trataba solo de esperar, sino de que yo no estaba lista. Que aún no tenía lo suficiente para recibir lo que Dios tiene para mí, que me hacía falta:

• El diploma.
• El recurso.
• La estabilidad.
• El momento perfecto.

Me recordó a Jesús. La Biblia relata que su primer milagro fue “forzado”:

“Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo:
—Ya no tienen vino.
—Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
—Hagan lo que él les ordene.”
— Juan 2:3–5

(Un paréntesis para celebrar a mi mamá, debe estar riéndose mientras lee esto)

No sabemos con exactitud las razones por las cuales Jesús consideraba que no era el momento de hacer un milagro. Tal vez pensó que era algo trivial, o no estaba preparado para que empezaran a verlo como “Jesús el que hace milagros”.

Pero eso no importó. Al final lo imposible sucedió y fue el inicio de otras señales que cautivarían el corazón de muchos.

Ahora quizás estás pensando: “Bueno, pero él era el Hijo de Dios… claro que podía hacerlo.”

Veamos otro ejemplo:

Una mujer que sufría de hemorragias desde hacía 12 años. Había gastado todo lo que tenía buscando ayuda, sin resultado. Puedo asegurarte que esto no estaba contemplado en su linea de tiempo. Seguramente ya se había dado por vencida, pensando que ya no había esperanza. Destinada a vivir una vida en sufrimiento y soledad, rechazada por todos.

Pero eso no la detuvo.

“Pensaba: ‘Si logro tocar siquiera su manto, quedaré sana.’”

Y sucedió. Ni Jesús lo esperaba. No era un momento “preparado” para milagros.

Pero aún así, poder salió de Él.

Jesús la buscó con la mirada hasta que ella, temblando, se acercó.

Y Él le dijo:

“¡Hija, tu fe te ha sanado!
Vete en paz.”
— Lucas 8:43–48

Qué forma tan poderosa de cambiar una vida.

Y es que a veces pensamos que, si no tenemos todo en orden, si nos sentimos rotos, frágiles o “no suficientes”, no estamos listos para recibir algo grande.

Pero lo cierto es que es ahí, en medio de esa sensación de insuficiencia, donde Dios encuentra el terreno perfecto para obrar un milagro. Cuando llegamos al final de nuestras fuerzas, de nuestras ideas, de nuestras soluciones humanas… ahí es donde empieza lo sobrenatural.

Nuestra debilidad no lo ahuyenta; lo atrae.

Lo que el mundo ve como incapacidad, Él lo ve como una oportunidad. Una puerta abierta para Su poder.

Entonces… ¿qué es el tiempo? Más que una secuencia de eventos, es el espacio que Dios usa para mostrar Su bondad.

No se trata de nuestras líneas de tiempo, sino de esos momentos en los que, contra todo pronóstico, el cielo responde al clamor de un hijo que eleva su voz con fe.

Milagros inesperados que nos recuerdan que Dios sigue siendo Dios.

Y que nunca es tarde para Él, pues todo lo hace hermoso a su tiempo.(Eclesiastes3:11)

Hoy, a mis 28 años, estoy a punto de graduarme de una maestría, viviendo en una ciudad en la que jamás imaginé estar. No seguí el plan que escribí a los 15…
pero he descubierto que Sus planes siguen siendo mejores que los míos.

Así que confía.
Dios tiene el poder de hacer lo imposible cuando menos lo esperas.

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Invítame un café? :)